sábado, 12 de abril de 2008

7 DE ABRIL EN LA PIEDRA FELIZ

La Rompehueso cumplió

La primera noche dejó a todos contentos

Con buena asistencia de amantes de la música de los doce compases, del feeling, de la melancolía y la pasión en escala pentatónica, se inició la segunda etapa de este exitoso ciclo, en la Piedra Feliz.

La noche del 3 de abril, a eso de las 22 horas, el animador y bluesman Carlos "Pescado" Barrales, pronunció las primeras palabras de bienvenida a un público ansioso de ver y oír en el escenario a las bandas que en este ciclo fueron invitadas.

Luego de realizado el lanzamiento de este segundo aliento del ciclo "BLUES A TODA COSTA" en la Piedra Feliz, que los productores Carlos "Pescado" Barrales, Rosario Salas y posteriormente Tenu Muñoz, impulsan en la región, los medios de prensa, incluida hasta la televisión abierta, se encargaron de repetir los ecos de las arengas pronunciadas en el lanzamiento, para que decenas de personas se pusieran en alerta bluesera y acudieran en buen número a acompañar la primera jornada.


Pasadas las 0 horas el show llegó a su fin y los ánimos quedaron en el mejor pie para la segunda noche que tendrá lugar el jueves 10 con la banda Blues Brothers. Gracias a la prensa que se hizo presente.

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CRITICA ESPECIALIZADA


La apuesta de Jorge Jiménez y su base de apoyo -casi en las sombras- La Rompehueso (alguien sabe cómo se llama el solvente baterista o cómo le dicen al excelente bajista?) resulta en la práctica, acertada, toda vez que tenemos en el público muchos oídos culturalmente fundados en el rock y también el blues.

Rock y blues en Chile se confunden bastante seguido. Para alegría de muchos y resistencia de algunos puristas.

El chileno es muy rockero. Está de más decirlo. Y de ese rock setentero, con próceres como Janis Joplin, y mister Hendrix, un guitarrista negro que se inició tocando y cantando blues y que a la postre cedió su alma al demonio de la sicodelia, o en el mejor de los casos, al espíritu de esos tiempos, cargados de hipismo y fuga, con los ecos de la guerra en Vietman en la trastienda.

Pero volviendo a la primera noche, a cargo de Jiménez y La Rompehueso, se cumplió con las expectativas, tanto del público como de la producción.

La puesta en escena de Jiménez, en lo visual, cuida detalles que se agradecen, vestuario, desplante, letras en castellano, aceptable relación con el público, y óptima con su público fiel, que lo sigue –y lo adora- en todas partes.

Pese a ese giro "vistal" al rock, incluida la "cita gestual" de Hendrix, tocando con los dientes el himno de los Estados Unidos, su apuesta superó los baches y debilidades, para recordarnos que somos chilenos -letras- y hacernos evocar a los maestros del blues blanco, como Winter y Vaughan Cía.


"UN ALCANCE SOBRE..."

El recurso escénico de tocar la guitarra con los dientes, o cualquier malabar acrobático sí tiene un nexo con el blues. Aunque a muchos les parezca extraño. Es un recurso bluesero. Y es parte de esa cultura del espectáculo y la competitividad gringa que inevitablemente surgió en los barrios donde no había uno, sino decenas de pubs con bandas y bluesman tocando en vivo. La única manera de captar público y marcar diferencias era haciendo locuras en el escenario. A veces pasando por encima de la calidad y la sana convivencia entre pares.


Pero, no es el único recurso escénico. Tocar algunas melodías con los dientes en las cuerdas de la guitarra eléctrica -que hay que tenerlos bien firmes y largos, en una especie de guitarrofagia incontenible- no es lo único.

Si no que hay que mostrarle al público que se puede hacer espectáculo sin alejarnos de las raíces genuinamente blueseras, es decir hacer el giro, siempre y en toda ocasión, hacia el blues.

Se puede tocar la guitarra crossnote horizontal, acostada en el regazo; se puede usar como slide un vaso o una botella tomada del mismo público; se puede usar como slide una cuchara puesta en la boca y hasta la hoja de un cortaplumas, pasando por el clásico refriegue de las cuerdas por el metal del atril del micrófono, en fin…, o tocar tirado en el escenario con la guitarra acústica afinada crossnote, mil cosas más.

¿Cómo habría sonado, por ejemplo, el Himno de Chile. O del Colo…o del Wanderees… tocado con los dientes?

Hay dos almas en La Rompehueso, una que sin duda resuena con ecos de blues y otra que es la que más acomoda a Jiménez, que es el rock espectacular. Esta es una opinión. Ojo con la elección del invitado. El guitarrista invitado llegó casi con lo puesto y quedó entregado al chicharreo de su microscópico equipo amplificador. Detalles a cuidar para no adelgazar la densidad de su show y no ofender la benignidad de un público buena onda pero exigente.

Como decía mi abuelo, "sobre gustos no hay nada escrito"

Raya para la suma; acertada fue la inclusión de este bluesman quilpueíno, tanto por lo bueno que hace en el escenario, como por lo que se debe evitar.

Será hasta la próxima noche de "Blues a toda Costa"


CBO
Crítico

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